foto: pol neiman
Deja que te suceda la belleza y el espanto, escribió Rilke en El libro de horas. Desde pequeño experimenté dos sentimientos contradictorios: el éxtasis y el horror ante la vida, dice Baudelaire en sus diarios.
La vida es para mí una estación, pronto partiré, a qué lugar, no pienso decirlo. Esta frase de Marina Tsvetáieva está en consonancia con la elegía que escribió ante la muerte de Rilke: no hay vida ni muerte, es lo tercero. Ese verso abre otro lugar y acaba con las oposiciones para instaurar un espacio diferente.
No hay sitio puro – según el verso de Char.
¿Celebrar la singularidad del cuerpo en su época, siguiendo a Mandelstam? ¿Obturar el miedo o integrarlo? ¿Será ese el lugar a pensar, la conciliación de los contrarios que – al tocar los dos extremos de un circulo – generan otra cosa? ¿Se cancelan los opuestos en la totalidad de la contemplación?
celan /
1 comentario:
Mucho tiempo creí que la frase pertenecía a Lou Andreas Salomé. Ahora, leyéndote y googleando la frase que nunca me cuestioné, me entero que fue de Rilke hacia ella.
Gracias.
Saludos.
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