28.8.12

miradas sobre refracción (añosluz, 2012)



video y fotos: marisa negri


220

tengo un lenguaje
donde romperme
donde decir no
no era esto
lo que buscaba
ando pasado
enchufado
a 220 volts
trato de bajar
con pastillas
pero sigo
ardiendo
no sé
si me
curaste
cuando
estuve
roto
no
no me
curaste



refracción por silvia camerotto

           Una persona es todas las construcciones de sí. Es todas las destrucciones de sí. Una persona es la ropa que elige cada día, el perfume que usa, la piel que estando sana se enferma, los discos, las letras de las canciones que tararea, las biromes y los marcadores en el piso, los papeles, sus libros. Una persona es, ante todo, un cuerpo que dice y lo que ese cuerpo tiene para decir.
           Leí Refracción cuando todavía era un borrador, en un cuarto que ahora es otro,  grande y luminoso, con el cuadro de una  nena fatuamente desnuda y una mesa. Un cuarto donde los objetos se multiplicaron, los libros se multiplicaron, las historias se multiplicaron.
Eso es Refracción: una poética múltiple que incendia una casa, asume sin resguardo, se desprende para vivir la incertidumbre del mundo, encarando una dialéctica cuyo esqueleto son todas las mujeres en su vida y una, la que surge del rompimiento, la que sostiene el hilo. El asma y sus excoriaciones.  El desbaste.
Refracción se construye por invocación e insistencia y nos invita a recorrer los ejes más profundos de la vida de un hombre, de éste o de cualquier otro.

Silvia Camerotto, Buenos Aires, julio de  2012




todo se apaga según medida*

el principio rector
colapsa
en los labios
de tu adiós
vectores
sin medida
de tu marcha
partís
te vas
nunca
dos
veces
igual

*heráclito



 refracción por natalia litvinova

            Si los poemas de su libro anterior, El silencio continente, publicado en 2008, retratan cuerpos estremecidos por el amor y contenidos por el silencio, en Refracción  los poemas se manifiestan como un rechazo de la separación entre la vida y el lenguaje. Porque se trata de saber qué puede un cuerpo en el lenguaje, indica el poeta y lingüista Henri Meschonnic, cita que Javier Galarza eligió para abrir su libro. La elección de este epígrafe no es un simple detalle sino una pista, un signo que acampanará al lector en la recepción de cada poema.

           El discurso que nos propone el autor está despojado de comas, de puntos, de mayúsculas. Es directo y salvaje: lenguaje que alejándose de lo recargado, se nos acerca ardiendo y nos arroja versos de carácter rebelde, breves, inteligentes, rítmicos y veloces como el silbido de un látigo. Para construir estos poemas el autor realizó una operación compleja que a nosotros se nos revela como sencilla: tomó prestados refranes populares, versos celebres, pasajes de la biblia, y los quebró, los refractó  modificando así su primer sentido: cómo se parte/ si lo que dejamos/ no nos abandona/ a su vez // no le pidas al olmo/ lo que el peral/ tampoco tiene/ para dar.
          
           Si se trata de averiguar qué puede un cuerpo en el lenguaje, tengo la sensación de que el mío. después de la lectura de este poemario, retorna contagiado de un peligro vital y necesario, con la lengua partida como cualquier objeto después del efecto de la refracción.

Natalia Litvinova, Buenos Aires, julio de  2012






pasión

cuerpos
en reversa
contra
el espejo
la calle
tiembla
la
eternidad
dura
hasta
que me
pongo
el saco



refracción por marisa negri

            Hay en Refracción un uso deliberado de la violencia. Llevar al lenguaje hasta sus extremos, a los contrasentidos que encierran las partes del todo. Sin resguardo, ni siquiera el de llegar a fin de página porque es irremediable lo que cae y se quiebra, lo que maldice y conjura. Y todo pasa veloz ardiendo sin construirse. Plegaria de quien se duele del mundo y se inmola en la pira del sacrificio: ley de toda/ luz/ principio/ de/ prodigio /también /en /la /sombra. La luz oblicua deja ahora el papel y alumbra al que escribe en la tormenta.
            Javier Galarza pertenece al linaje de los que quieren cambiarlo todo. Lo he visto dialogar con chicos de Villa Celina sobre un tal Rilke, traer de largo viaje la voz de Paul Celan en su celular, sacudir la modorra matutina del Normal 6 con la locura de Artaud. Lo he visto encender el fuego de Nerval en la noche más oscura, seguir los pasos de Maldoror, dialogar con Huidobro de pie frente al mar.
           Por lo que vimos dice su dedicatoria en mi ejemplar de Refracción. Y yo, testigo de esta luz, agrego: Por lo que no vemos en esta tormenta en la que estamos perdidos. No, no los estamos si hay Otro que refracta nuestra luz.

Marisa Negri, Buenos Aires, julio de  2012




ciclo

el cielo
de tu
ciclo
contenía
la leyenda:
golpe de azar
de la vida
irreductible



en mordiscos, de valeria cervero

en de sibilas y pitias

ensayo fotográfico

compra y descarga desde la página de la editorial



poemagrafía por pablo gimenez zapiola




1 comentario:

Karol Arcique dijo...

Gracias Javier, por Rilke por Celan, por tu pagina...y muchas felicidades por este nuevo libro, un abrazo.