foto: pol neiman
Un avión se perdió en la noche.
Una noticia como un koan zen: un vuelo fracasa en todas sus coordenadas.
Viviste en subtes y en aeropuertos.
En espacios muy vacíos que te hablaran del tránsito.
Desplegaste tu miedo por encima de las nubes. Con el ruido sordo del calmante.
Tenías lo perdido en tu haber. En tu ganancia.
Te hiciste unas alas bonitas. Para vivir en aeropuertos. Y así no saber nunca donde estabas.
Cuando fui avión, aterrizaba con las luces bajas.
Llegaba, pero dañaba los sistemas.
De lo impropio como única posesión.
Estabas cableado a los ring tones.
Respirando el aire antiséptico de los aviones en caída.
Te dolieron los pies lejos de los pies. Casi en otra persona
Descubriste que tenías un amigo lejos. En otra ciudad. En otro país.
Lo saludabas a través de la ventanilla del auto, rumbo al aeropuerto. Y tu amigo trataba de no llorar.
Claro. Tenías un amigo en otro idioma.
Adaptaste tus piernas a tu vocablo y algún día soñaste con más
Entonces desarrollaste aviones muy lindos para viajar en la noche.
Para estar siempre solo con esta melancolía de volar.
1 comentario:
me gusta,Javier.Llega.
Cariños
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